
Manchas de zapatos descalzos en la pared,
rastros de cafeína perfuman el cuarto
Se amontan los libros con sus puertas cerradas
Y el Quijote sigue secuestrado en el armario,
mientras algunas letras se suicidan en la ventana
Por todos lados hay vestigios de placer solitario
Y ruinas de una vieja soledad
Hace días que el espejo y yo, no nos llevamos bien
Las luchas con mi ego me han dejado heridas
Desperté creyendo ser poeta
Y aún duermo sin haber dibujado un verso
que se parezca al viento
A veces mis manos son desierto de palabras,
todo se vuelve mancha en papel con arrugas
Hoy confieso que he besado a un narrador sin historias
Y le he mentido a una amiga mi propia mentira
Pero en algunas tardes me busco en los ojos de Sabrina
Y comienzo a extrañar la que era
Y aquellos que eran conmigo…